¿qué le digo al futuro si con el presente no puedes?
preguntó la Fortuna.
No se de ambiciones que vayan más allá de lo que mis manos pueden.
respondió el dirigente mirando sus callos.
Yo solo se de números que suman y cuadran con la norma.
respondió el plutocrata.
Yo tengo un canto obscuro que evoca el sonido de mi corazón perdido en sus amores.
dijo el poeta.....
uno después del otro, los actores, esgrimieron sus excusas ante las esfinge de piedra.
así estamos desde hace centurias por estos lares...
le dijo la Fortuna a la Aby-yala. Mientras guardaba en su zurrón los 100 granos de maiz aureo apostados.
La voluntad colectiva, toda silenciosa, se quedó en el auditorio pensando la respuesta.