Cuidado.
Díjome por vez última.
Caminé lento el muelle con el corazón piedra.
Solté las amarras.
Después de ver su silueta en la playa,
vi mis manos mudas de despedida.
vi mis manos mudas de despedida.
Su cuerpo,
adivino,
congelado,
era también un frío y
erizante adiós.
Nunca más sabrá de mi.
Recuerdo eso de la vida,
justo mientras me traga la
ballena.
Sabiéndome ya muerto.