
1
Tus ojos son una 
fiesta de luces,
origen de la mirada 
que te esquiva,
que vuela y 
te circunvala,
pero no puede 
te escapar y 
aterriza te
en la vorágine de 
reflejos de 
tus labios.
Al acecho, 
con tus dedos 
tentáculos,
medusa sirena 
que eres, 
tu mano, 
fría e impetuosa, 
Aleph,
me arremolinas entero 
desde la rodilla.
Y es completo 
el embrujo.
2
Cautivo,
soy de ti,
gitana,
quiromante del tiempo.
No de mis años,
si, de los adjetivos que
no puedo invocar
para decir de 
tu ternura 
que es primavera.
Cautivo, 
del sueñoconjuro que 
no debo soñarinvocar.
De cantar un son, y 
bailarlo sobre la arena.
De besar tus pies,
tus manos,
tus muslos 
de canela.
Cautivo,
de esta noche de cobalto
que apenas empieza.
Promesa de
torbellinos nuevos,
de un programa 
subvencionado de poesía 
romántica por mi yo adolescente.
En tiempos de anhelo,
enésima definición, 
y resignación. 
Cautivo,
no solo del encierro
de otros,
sino de mi, 
que me contengo.
Menguo me y
autofencundo,
en la melancolía
de paisajes otoñales.
Cautivo,
de verdad de ti y de mi.
De concupiscencia.
Y porque no podría 
robarte ni un minuto de vida.
Flor.
Hálito.
Color.
Turgencia.
Entonces 
soy cautivo de tu 
inevitable despedida
porque 
debes partir,
y yo volver,
a la ruina de los días.
3
¿Por qué te adelantaste, tonto?
Y tú, ¿Por qué te retrasaste tanto?
Algo que dijimos y que es poéticamente hermoso y triste al mismo tiempo.
4
¿Qué azar es éste?
En que siendo yo,
eres,
En la fragilidad del mundo
La cura y
La vida
Tú.
(Imagen tomada de Pinterest)
