quedamos en silencio,
ya no por miedo,
menos verguenza,
no por cansancio.
quedamos en silencio
y no sabemos,
cómo,
cuándo o dónde,
pueda revertirse este conjuro que nos ha convertido
en estatuas de carne fría
y lenguas de piedra.
ya no por miedo,
menos verguenza,
no por cansancio.
quedamos en silencio
y no sabemos,
cómo,
cuándo o dónde,
pueda revertirse este conjuro que nos ha convertido
en estatuas de carne fría
y lenguas de piedra.
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