He estado en el mismo lugar, pero en otro tiempo.
Yo
chacal,
ínfimo.
Seguí los pulsos de tu fiebre.
Las yemas calientes de mis dedos
temieron tocar las fibras
de tu filosa melena.
Quemarse,
en tu carne delgada,
cultivar llagas.
Sin la recompensa
de ti,
tú,
presa.
Gacela de la estepa.
También he sentido que alguna vez
pisaste mis talones de liebre.
Tal vez,
un oso cara pelada en Klondike,
pensé.
Negándome y negándote
de una colisión astral.
Pero sabía yo
que eras y
que seguías,
la aritmia
de mi corazón infidente.
Feroz
loba,
Tú.
Imagen generada con Dall-e
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