Creí que fuese un pelo rebelde,
atormentado,
pero al mirarme el pecho
comprobé que era verde.
Apareció una hojita
y después otra... y otra...
y todavía otra.
¡Qué alegre!
¡Qué alegría!
una dura corteza recubría su tronco,
mientras le iban creciendo unas cuantas ramitas.
solitario,
frondoso,
perfecto,
chiquitito.
"Arborescencia", Oliverio Girondo en "Persuación de los días"
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