sábado, 1 de septiembre de 2007

Miércoles invernal

El escenario

-El cielo esta noche podría estar más colorado corazón. No es el invierno que acostumbramos encontrarnos las noches de junio pasadas.

Los personajes secundarios

Las noticias tienen nuevas letras, los rostros nuevas muecas, algunos olores siguen en las mismas esquinas.
Algunas luces cambiaronse los vestidos blancos por amarillas distorsiones en las copas de los árboles.
Los cacharros motores, todavía, recorren incesantes a estas horas los caminos que van al norte, y más allá en la otra avenida los caminos que van al sur.
Un nuevo invitado friolento, cala- huesos, es el que recorre los túneles que van en todas las direcciones hasta los hogares de los rostros congelados; fría brisa, estas presente asaltando a quién ose retar tus dominios invernales, de cuellos de cemento despejados de sombras.

El antagonista

Camina por ahí sabiéndose dueño de unos sueños húmedos. Se encuentra con un nombre que va del 509 al 609, y espera por unos labios tibios, que casi y son suyos.

La doncella

Cantando desentendida del mundo que gira en torno a su ritmo:

-“The world was on fire and no one could save me but you.”

A ella le gusta torcer a la izquierda, puede uno imaginar los prolongados rodeos que hay hasta su encuentro, a ella no le importa, ¿acaso diose cuenta del torturado cielo que alguien decidió poner esta noche?

El protagonista

Leyendo geografías que comienzan en puertos africanos, con elefantes indios y vientos glaciales que curten los estrechos y empinados caminos de sus fantasías.
Sabiéndose solo, espera sentado la oportunidad de conjugar algunos hechizos balsámico-silenciosos que puedan salvarlo del dolor de una charla sin respuesta.

El narrador

“Feel my heart burning
Deep inside yearning
I know it is coming…”

Congelado como ninguno, encontrase confirmado, en sus sospechas, de la existencia de un certero olvido que mata a cuanta alma se reconozca enlazada a la red de cables que une este mundo.
Ve cuantas redes y consecuencias surgen de unas manos sudorosas, de unas sonrisas indescifrables, de unos cuantos encuentros en unas cuantas esquinas, hacia el espacio sin-memoria.

Y sabe que en la distante palabra que mata esta el dolor cantado en unos labios que se acercan.


Este individuo parado en el patio de las historias, dirige los caminos, las pausas y las esperas, las palabras que matan aquí y allá.




"Oxalá", Madreus en el disco "Antología" del 2000

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